viernes, noviembre 03, 2017

La hora del "selfie"

Aunque retórica e ingeniosamente nos describimos como pos modernistas, lo cierto es que nos encontramos en plena crisis de la modernidad. Factores indicativos: máximo avance tecnológico. Barbarie extrema. Conductas políticas rayanas en lo irracional. Severas alteraciones de las condiciones climáticas, con catastróficas consecuencias. Resultado indudable del calentamiento global, inducido por la actividad humana. Como efecto de todo esto, se incuba una creciente mentalidad apocalíptica. 

Circumscribámonos a los recién expirados septiembre y octubre de 2017. Una secuencia ininterrumpida de huracanes, e incendios pavorosos. Violencia y terrorismo. Creciente alienación política. Trump y sus trumpismos. Corea del Norte. 


Octubre comenzó con la matanza de Las Vegas, en la que perecieron 50 personas, que asistían a un concierto de música country al aire libre, abatidas por el fuego de metralla disparado por un individuo alienado desde el piso 32 de un lujoso hotel. Otras 527 personas resultaron heridas, algunas muy seriamente.

El 31 de octubre, día de Halloween, un hombre conduciendo una furgoneta arremetió deliberadamente contra los ciclistas y transeúntes en una ciclo vía en Nueva York, matando a cinco personas e hiriendo a ocho más, algunas de ellas de gravedad. El hombre, un "lobo solitario" actuando a nombre de autodenominado Estado Islámico, (ISIS, por su sigla en inglés), fue herido y capturado vivo, y ha sobrevivido el incidente. En su lecho en un hospital reconoció y dijo sentirse orgulloso de su atrocidad.

Por supuesto que ha habido épocas peores que la nuestra. Casi todo el siglo XX, con  sus dos guerras mundiales, sus explosiones atómicas en el Japón, las guerras regionales en Europa y África, revoluciones y violencia extrema en casi todos los continentes, ha sido el siglo más sanguinario y destructivo de la historia.

El siglo XXI ha venido siendo un digno heredero de su antecesor. Se inauguró nada menos que con los ataques terroristas del 9/11, seguidos estos por una desastrosa guerra en Irak, y otra que todavía dura en Afganistán. Luego vino la endemoniada crisis Siria. Y como consecuencia de todo esto, ha surgido el llamado Estado Islámico, pavorosa  propuesta de locura y extremismos religiosos, generadora de una secuencia terrorista de atroces características, que ha azotado el Medio Oriente, África, Europa, y Estados Unidos. 

Si, es cierto, violencia y barbarie han habido a lo largo de toda la historia humana. Pero si juzgamos nuestra época, ésta que estamos viviendo en el segundo decenio del siglo XXI, es porque es la época actual, la más reciente, la que sintetiza y se beneficia de todas las experiencia y adelantos de la historia, la ciencia, la tecnología, y la política.  Estamos inevitablemente en el banquillo. Somos acusados y fiscales al mismo tiempo. No nos podemos ocultar tras los métodos de la historia. No somos historia. No somos pasado, somos actualidad, somos presente.  

 Es desde esa perspectiva que debemos considerar nuestra época. Somos la cima de la historia, estamos en su punto más avanzado. El transcurso de los años nos convertirá en pasado. Entonces ya no cargaremos  con las actuales responsabilidades, pero seremos evaluados y juzgados de acuerdo con nuestros logros y fracasos. 

Pero esa perspectiva temporal no nos exime de nuestras culpas y el gravamen de nuestras carencias. 

Lo cierto es que somos  bárbaros, violentos, y autodestructivos, a pesar del legado jurídico y filosófico que hemos recibido, y de los adelantos científicos, tecnológicos, y políticos de que somos beneficiarios. 

Es hora de tomarnos en "selfie". Y no habrá  modo de que nos guste.