miércoles, marzo 28, 2007

Pulso político

Impeachment

Quienes tengan edad suficiente para recordar Monicagate, el escándalo del presidente Bill Clinton, recuerdan seguramente el término impeachment. Estrictamente, en la cultura jurídica americana el término impeachment se refiere a un procedimiento de destitución de funcionarios, que puede tener lugar a niveles nacional o estatal. La moción de impeachment es en realidad un pliego de cargos, que puede dar o no lugar a un llamado a juicio, y sobre esa base a un juzgamiento que debe terminar en condena o absolución.
Lo interesante es que el término, que no se usaba desde los días del melancólico escándalo de Clinton, ha empezado a oirse de nuevo, esta vez con referencia al presidente G.W. Bush y el vicepresidente Cheney.

Valga recordar que a Clinton se le sometió a un impeachment por mentir sobre su relación sexual con Monica Lewinsky. Nadie murió por eso, no se derramó sangre (Monica no era virgen), y lo ocurrido en las alfombras o sofás de la oficina oval entre ella y el presidente no le costó nada el tesoro federal.

Muy distinto es el caso de Bush-Cheney. Sus errores han costado miles de vidas de soldados americanos, de ciudadanos iraquies, miles de heridos y mutilados, y un gasto enorme, de miles de millones de dólares anuales durante los cuatro años que lleva la guerra que acaba de comenzar su quinto año, con un gasto de aproximadamente 2 mil millones de dólares por semana. Además han debilitado militarmente el país, lo han hecho objeto de odio y desprecio mundial, han estimulado la militancia terrorista y le han dado a los terroristas un campo de entrenamiento, en el cual han crecido y se han hecho más eficientes, como lo demuestra la continua violencia en Irak, a pesar del refuerzo de las tropas de Estados Unidos.

Si Clinton fue llamado a juicio por una mentira incruenta, hay razones de sobra para que el pueblo estadounidense, por medio del congreso, pida cuentas a Bush y Cheney.

Es por eso que la palabra I empieza a oirse y leerse más y más. Ya incluso se venden calcamonías con la leyenda: impeach Bush.

¡Crece, crece la audiencia!

martes, marzo 27, 2007

Pulso político

Entre Irak y Gonzalesgate


El senado aprobó hoy por 50 contra 48 votos una medida que da un plazo al gobierno del presidente G.W. Bush para retirar las tropas americanas de Irak. La camara baja había aprobado la semana pasada una medida semejante por 218 a favor, 212 en contra. Mitch McConnell , líder de la minoría republicana del senado había sugerido que su bancada permitiría la aprobación de la ley, para que esta vaya directamente al escritorio de Bush. Bush ha amenazado con vetarla y es seguro que cumplirá su amenaza.

De ese modo, tendrá que cargar él solo con la responsabilidad de seguir con una guerra que es cada día más impopular. Los republicanos se lavarán las manos, pues dirán que al fin y al cabo se abstuvieron de bloquear la ley como habrían podido. Los demócratas podrán decir que hicieron lo posible, pero que Bush no dejó.

Sin embargo, una nueva hora de la verdad sobrevendrá tanto para demócratas como republicanos. Pues el congreso tiene que decidir si anula o no el veto. Eso requiere una mayoría de las dos terceras partes, muy difícil de lograr. Se puede pues anticipar que el veto persistirá. Pero eso va a tener su precio, especialmente para aquellos legisladores cuyos votos sean considerados como decisivos, especialmente republicanos.

Una vez fracasado el intento de prevalecer sobre el veto de Bush los demócratas posiblemente se replegarán, con el pretexto de que no pueden dejar sin recursos a las tropas. Y tratarán entonces de impulsar una medida autónoma contra la guerra, que no esté atada a ningún otro proyecto o gaje. Pero que será sobre todo un ejercicio retórico, para mantener la sintonía con el público y para seguir asediando a Bush.

Entretanto la presión de los electores aumentará. Los republicanos se pondrán cada vez más nerviosos. Hay pocas posibilidades de que la situación mejore en Irak , como para cambiar la actitud del público de rechazo a la guerra. Mientras tanto, se irá calentando la campaña presidencial. Los senadores republicanos cuyos asientos estarán en juego el año acentuarán su oposición a la guerra. No les queda otro remedio, sobre todo aquellos cuya reelección es poco segura.

Como lo señalaba Robert Novak en una columna reciente, el presidente está cada vez más aislado, incluso de su propio partido. Cada día que pasa el presidente tiene menos poder. Hasta ahora su única respuesta a los problemas ha sido la terquedad. En lugar de corregir un error, lo profundiza. Ese es su modo de ser.

Su otro rasgo es el amiguismo. No importa que tan incompetente sea un funcionario, si es su incondicional, Bush lo apoya por encima de todo. Ese fue el caso con Rumsfeld y ese es el caso ahora con Alberto Gonzales. Pero cada día la terquedad y la obstinación amiguista de Bush, que los periodistas llaman lealtad, se hacen más evidentes y son más nocivas, incluso para él.

La revista virtual Slate, de propiedad del Washington Post, ha creado una especie de gonzalómetro, que diariamente calcula la situación del procurador y las posibilidades de que se mantenga en el cargo o salga. A fines de la semana pasada el indicador estaba exactamente en la mitad, 50-50 %. Hoy martes 27 de marzo está en 75% en contra de Gonzales.

Los motivos de ese movimiento de la aguja son las pruebas que contradicen su afirmación de que no participó en las reuniones relacionadas con el despido de los 8 funcionarios regionales que ha dado origen al escándalo que lo tiene contra las cuerdas; y la decisión de su subalterna Monica Goodling de invocar la 5a. Enmienda constitucional al negarse a declarar ante el comité judicial del senado.

La 5a. Enmienda, que es parte del Estatuto de Derechos Fundamentales (Bill of Rights) es una compleja disposición que garantiza en general el debido proceso, y exime a una persona de declarar contra si misma. Su invocación en este caso, según algunos analistas, puede indicar que Monica Goodling cree que se ha violado la ley, y que no quiere coordinar su posición con el Departamento de Justicia, cuyo enlace es en la Casa Blanca.

"Quiere ella decir que si dice la verdad tendría que admitir un delito? ¿Qué delito?" se pregunta el columnista Dan Froomkin, del Washington Post (White House Watch), en un comentario apropiadamente titulado 'Bush's Monica problem.'

Es la segunda vez que alguien usa un simil prestado del escándalo de Bill Clinton en este escándalo republicano. El comentarista Andrew Cohen, también del WP, tituló la semana pasada uno de sus artículos así: "Gonzales and his 'I did not have sex with that woman' moment."

El mismo comentarista titula su columna de hoy: "Getting worse for Gonzales and his Justice Department." Según Cohen, el procurador general está enredado en una lógica viciosa, y entre más trata de desenredarse, más se complica, y más incomodo se siente todo mundo por su permanencia en el cargo.

Refiriéndose a Goodling y su negativa a declarar, Cohen sugiere que ella se da cuenta de que está en una nave que se hunde, y que "ya sea una buena rata o una mala rata hace bien en pensar en si misma". Este Cohen se las trae con sus imágenes. Compara a Gonzales con Nerón. En este caso lo que arde es el Departamento de Justicia. Pero no hay indicios de que Gonzales sepa tocar algún instrumento musical.