sábado, enero 04, 2020

Vaga Mente


Acerca de Vaga Mente
No tiene tema. Es acerca de todo y de nada. No cubre nada. No informa. No investiga. No revela. No da primicias. No copia, aunque imita. Imita estilo,actitudes. Busca entretener, divertir. Por lo menos a su autor, y algún desprevenido, desocupado lector. Huye de la trivialidad como de la peste. Busca un destino, pero no sabe cual. No es confesional. En fin, es basura bien intencionada. Pero basura. Basura limpia, ascética. Rechaza la depravación, pero no el morbo sano. Rechaza la insidia, la crueldad, la malignidad, la mala fe. Su objetivo fundamental, si es que alguno tiene, es indagar sobre la condición humana. Se pregunta sobre los rasgos y tendencias dominantes de nuestra época. Se preocupa por la crisis de la democracia contemporánea.  Indaga la poética, en español e inglés. En fin, su autor es un sujeto muy curioso y poco disciplinado. Quiere saber de todo, indagar todo, pero en nada se concentra. Empieza muchos libros, termina pocos. Su principal recurso intelectual es su adopción de la confesión socrática: solo sé, que nada sé. 

En fin, la idea es escribir una columna, o serie de artículos, sobre diversos temas, no necesariamente noticiosos, pero interesantes, o de alguna manera significativos. Sobre todo, que muestren aspectos de la condición humana, y sus peripecias cotidianas, desde lo cotidiano cómico, hasta lo trascendental y dramático, y trágico. Las fuentes de estos comentarios serán las noticias cotidianas, especialmente de peripecias y comportamientos personales, de gente ordinaria, y a veces, excepcional. Hay varias, valiosas colecciones de noticias de esa índole. Y todos los días ocurren nuevos incidentes. 

Pasando a la primera persona, asumiendo el riesgo de este punto de vista, confieso que me siento fuera de forma para escribir periodismo, especialmente periodismo noticioso, con sus exigencia de indagación inmediata de hechos y fuentes. Tampoco me siento dispuesto, o preparado,  para escribir comentarios de opinión, sobre los temas acostumbrados en los medios cotidianos. Me aburren los editoriales, aunque reconozco que la mayoría suelen ser interesantes, polémicos, e informativos. Hay plumas excelentes, sobre todo en inglés. Pero yo no soy ése. 

El 5 de agosto de 2012 ocurrieron tres acontecimientos no relacionados, extremadamente reveladores de la condición humana. El  amartizaje del rover Curiosity,el más avanzado vehículo utilizado hasta ahora en la exploración del planeta rojo. Una elocuente muestra de la inteligencia y la capacidad científica de los seres humanos. Ese mismo día, tuvo lugar una masacre en Oak Creek, Wisconsin, donde un individuo de nombre Michael Page mató a seis personas e hirió a otras cuatro en un templo del culto religiosos Sij. Page, que fue abatido en el mismo sitio, fue identificado como un supremacista blanco. En la misma fecha, en Chicago, Illinois, el doctor Donald Liu, cirujano pediatra, se lanzó a las agitadas aguas del Lago Michigan para salvar de ahogarse a dos jovencitos, lo cual logró, aunque pereció en el intento, a pesar de los esfuerzos de sus esposa, también médica, por revivirlo. El cirujano paseaba por las orillas del lago, junto con su esposa y sus tres hijos, cuando percibió a los dos jóvenes a punto de ahogarse, y sin vacilar, se lanzó a socorrerlos, a riesgo de su propia vida. 

Estos tres, coincidenciales hechos, asombran por lo reveladores que son respecto a la condición humana. La asombrosa capacidad del ingenio humano en la proeza espacial del Curiosity. El odio racial, y religioso, y la capacidad para hacer daño a semejantes a quienes ni siquiera conocía, en el caso del asesino de Wisconsin. Y la capacidad para el heroísmo, la generosidad y abnegación, demostradas por el sacrificio del doctor Liu, en Chicago. Podemos ser extremadamente inteligentes, extremadamente crueles, y extremadamente abnegados y generosos. Somos humanos. Un nudo de disposiciones contradictorias, mutuamente excluyentes, pero inequívocamente humanas. Genios. Monstruos. Angeles. 

Esta clase de temas y reflexiones son una muestra de lo que los artículos de Vaga Mente buscan. Hechos, comportamientos, ocurrencias; humanos, demasiado humanos. 
                                       
Quizá esos tres hechos del 5 de agosto de 2012 puedan servir, al menos inicialmente, como pautas o guías temáticas en las búsquedas y comentarios de Vaga Mente. Son hechos ocurridos, u originados, en Estados Unidos, la nación supuestamente más avanzada de la historia. Eso quizá permita  enfocarnos en el escenario Americano, aunque no siempre. Nuestra era abunda en portentos tecnológicos y científicos. Las masacres, y actos de crueldad y violencia son rutinarios. Abundan en Estados Unidos. 

Y los actos de abnegación y heroísmo suceden a diario. Casos asombrosos de desprendimiento y generosidad. Y también de estoicismo. Las sociedades tienden a enaltecer a los grandes líderes, estadistas, militares, empresarios, creadores, artistas, escritores. En menor medida, enaltecen virtudes como la ecuanimidad, el buen juicio; y quizá menos aún, la abnegación y el desprendimiento. Son maneras de ver. No siempre se trata de actos de heroísmo, como el del doctor Liu.  Hay actos heroicos que lo son simplemente por el gran nivel de peligro que el ejecutante desafía. Para mi, cualquier paracaidista es un héroe. Y lo son esos audaces escaladores de rocas y cumbres, aunque sus acciones no necesariamente sean de desprendimiento o generosidad. Son niveles diferentes de conciencia. Pero otras veces el desafío del peligro y la acción abnegada se combinan. Como en el caso del doctor Liu que, por supuesto, no ha sido el único. 

Un caso reciente de esa clase de acción ocurrió en la masacre de Thousand Oaks, donde un ex marine, usando una Glock 21 calibre 45 asaltó un centro de diversión nocturna, poblado por universitarios y otros jóvenes,  aproximadamente a las 11:20 p.m., causando la muerte de nueve hombres y tres mujeres, y heridas a otras doce personas. El arma había sido legalmente adquirida. El asaltante, un ex marine blanco, y sobre tatuado, se autoeliminó en el lugar de los hechos. 

Entre las víctimas figuró el sargento Ron Helus, de la oficina del Sheriff del condado de Ventura, en California. Helus llegó el lugar de los hechos tres minutos después de la llamada hecha al teléfono de emergencias 911, y al oír el tiroteo, no vaciló en entrar al lugar. Según testigos, Helus se enfrentó al asaltante y se interpuso entre este y sus víctimas. Esto le costó la vida, pues fue gravemente herido, y murió poco después de ser llevado por otros oficiales a un centro de urgencias. 

Por desgracia, más que los actos de abnegación y desprendimiento, abundan los actos de malicia, sevicia, crueldad, y otras formas de depredación y abuso de unos seres humanos contra otros. De victimarios contra víctimas. Esto sin incluir aún las múltiples formas de incruentas mala fe y mezquindad. Sería un catálogo demasiado extenso. Lo que sabemos con certeza es que la crueldad y la maldad son rasgos constantes de los seres humanos. 

Entre esos tres ejemplos de genialidad, abnegación, y maldad, los comportamientos humanos incluyen infinidad de otras acciones, a veces simplemente curiosas, a veces loables, otras veces deplorables, incluso risibles y también lamentables. Los seres humanos somos los únicos seres vivientes conscientes de nuestro destino de muerte. Todos, sin excepción, estamos, a sabiendas, en manos del destino. El pasado 27 de octubre, un magnate, propietario del equipo de fútbol de Leicester, Gran Bretaña, murió al explotar su helicóptero privado, acabando de despegar desde la cancha, al término de un partido de la Premier League  jugado por su equipo. Uno reflexiona, ¿fue ese raro suceso una trampa de la propia situación privilegiada del magnate? Si no hubiera sido tan exclusivo en sus costumbres, si se hubiera resignado a abandonar el estadio a pie, como los hinchas de su equipo, para buscar su limusina en los parqueaderos de la instalación, no habría estado en un helicóptero propenso a estallar en llamas. Estaría vivo.  

Son esos guiños del destino, esas piruetas de la fatalidad, esas muecas de la cotidianidad, esas ironías de la suerte, lo que nos interesa mencionar y comentar. En tiempo presente y tiempo pretérito. Las diarias aberraciones del poder y la política no nos son indiferentes, pero no serán el objetivo principal de atención. La crisis de la democracia en Estados Unidos y el mundo, es de insoslayable  interés. Las pantomimas y farsas de los figurones y celebridades políticas y del entretenimiento también. La realidad como espectáculo, y el espectáculo como realidad. Todo eso, visto por la lente casual pero precisa de Vaga Mente. 

Ver más allá de lo evidente, desfamiliarizar la realidad, desmagnetizar las siluetas de las apariencias, trascender el mensaje en busca del significado: eso pretende Vaga Mente. Hay que siempre distinguir entre lo esencial y lo importante. “El discurso del presidente es importante; la caída de las hojas de un árbol es esencial,” decía el fallecido profesor colombiano de periodismo Juan José Saavedra. La realidad con que nos abruman los medios y las redes sociales, y los diferentes actores del escenario público, son elementos de una farsa, a veces dramática, cómica a veces, otras veces trágica. Detrás, o más allá de ese confuso tinglado, se puede percibir la verdad.