Uno de los problemas de nuestra época, es que el grueso de los esfuerzos de
mejoramiento y progreso social y económico se encausan hacia la
tecnología, la cibernética, la robótica, y campos afines. Esto relega a
un segundo plano las metas humanitarias propiamente dichas. Es decir,
se reduce el concepto de mejoramiento de la civilización a los inventos y
las innovaciones. En esta perspectiva, el progreso es exclusivamente
una noción tecnológica y científica, con consecuencias para el
crecimiento económico.
Pero esto sin atender las grandes desigualdades en el ingreso y la riqueza, y el hecho de que el desarrollo económico tiende a favorecer
siempre a los más ricos, y desfavorecer a los pobres; y que los avances
tecnológicos propician la concentración del ingreso y la riqueza, e incluso, en
muchos casos, generan desempleo y pobreza.
La anterior es una generalización, claro, sobre un tema que demanda
cuidadoso análisis; al que se dedicará suficiente atención en Rayuela62.
Los efectos de la computarización de las actividades
económicas, y la producción, son mucho más complejos de lo que parece a
simple vista. Se debe analizar el impacto de la tecnología en las
diversas formas de la actividad laboral y productiva.En la economía y el empleo. Y, claro, en las costumbres, hábitos, comportamientos, de la vida cotidiana.
Las computadoras suprimen empleos, pero también los crean. Claro que los
desempleados por las computadoras no necesariamente pueden beneficiarse
de esos nuevos empleos que su uso crea,
Hay que tener en cuenta la globalización. Sus causas, la influencia de la
tecnología, sus efectos en las economías nacionales. Origen y
consecuencias de la práctica empresarial y corporativa conocida como
"outsourcing." Obviamente elimina empleos en los países desarrollados, y usufructúa los salarios más bajos en los países periféricos.
Lo que está mal no son las innovaciones y avances tecnológicos, sino el
sistema económico y social en el que ocurren. O mejor dicho, lo que está
mal es que como civilización no le demos la debida prioridad a los
avances relacionados con la justicia social y económica, y el bienestar
de la humanidad en general. Los estados invierten mucho más en las armas
y la preparación para las guerras, que en educación, salud, y techo
para sus ciudadanos.
Insisto. El problema no es que haya innovación, progreso tecnológico,
sino que no haya el mismo énfasis en el progreso social y de bienestar
general. Por otra parte, mientras la tecnología avanza, el clima y el
medio ambiente se deterioran. Hace falta pues un balance general en
términos del esfuerzo humano para progresar en todos los aspectos del
mejoramiento de la experiencia humana, sin discriminaciones de raza,
grupo social, o cultural.
No se trata tampoco de compartir la creciente superstición, alentada
nada menos que por el científico Stephen Hawking, que augura que la
inteligencia artificial(AI) terminará por anular al género humano. Eso
es plausible, pero improbable. Y tema inagotable los robots, y la especulación al respecto. La
inteligencia artificial nunca pasará de ser una forma cada vez más
sofisticada de lógica cibernética, cálculo, y algoritmos. Las
computadoras, y los robots, harán cosas maravillosas en esa dirección.
Pero nunca desarrollarán nada parecido a la naturaleza humana. Para ello
sería necesario crear un proceso evolutivo, como el que ha generado a
la especie humana, y antes de esta las diferentes especies humanoides.
Los robots podrán ser mucho más eficientes que los humanos en numerosas clases de actividades,
pero es casi imposible que desarrollen emociones, como amor, odio,
ambición, codicia, mucho menos deseo sexual; tampoco instinto de
supervivencia, o miedo a la muerte. Y su lenguaje no pasará de ser un algoritmo supersofisticado, pero sin lapsus lingues, vacilaciones, titubeos, errores, acentuaciones emocionales.
Hay sin embargo otros paradigmas científicos y técnicos que ofrecen
perspectivas a la vez asombrosas, y sobrecogedoras. Uno de estos es el
de la ingeniería genética, cuyos avances permitirían opciones parecidas a
la idea de diseñar genéticamente seres vivos, como ya en realidad se ha
hecho, lo que anticiparía una evolución pos biológica de los seres vivos y la humanidad. Hasta ahora, la experimentación no ha pasado de la clonación
biológica, cuyo primer caso fue la oveja Dolly, a comienzos de este
siglo. Lo que viene es casi inevitablemente la manipulación en el
laboratorio de genes humanos, que pueden significar grandes avances en el tratamiento de enfermedades, inhabilidades físicas, y sustitución de órganos, pero también, tratándose de humanos, una actualización sofisticada de la leyenda de Frankestein.
Estos son temas distintos al que motivó este post, y hay que dedicarles
investigación y espacios propios. Iremos de un
tema a otro, de lo político a lo técnico, incluyendo toda clase de temas
entre estos grandes paradigmas. En fin. Para algo estamos en una
Rayuela.
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